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Profecía #2: La Victoria del Mashíaj sobre el Maligno

Texto Profético: Bereshit (Génesis) 3:15

“Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu descendencia y su descendencia; él te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el talón.”

Explicación y Contexto Profético

Esta segunda profecía mesiánica, conocida en hebreo como el Protoevangelio, establece el primer anuncio de la redención futura a través del Mashíaj. Después de la caída en el Gan Eden (Jardín del Edén), Adonái revela el plan de redención mediante una promesa dirigida al Nachash (la serpiente) y, a su vez, para toda la humanidad.

La enemistad mencionada entre la “simiente de la mujer” y la “simiente de la serpiente” señala una batalla continua y profunda entre el bien y el mal, la cual alcanzará su clímax en la llegada del Mashíaj. Esta “simiente de la mujer” es una referencia directa a un descendiente específico que nacerá de la humanidad, quien cumplirá el rol de redentor. A lo largo de los textos de los profetas y en los Salmos, este descendiente es constantemente identificado con el Mashíaj esperado, quien finalmente aplastará al maligno.

Interpretación Mesiánica

En la tradición mesiánica, esta profecía tiene un cumplimiento preciso en Yeshúa haMashíaj, quien, como descendiente humano y divino, se convierte en la manifestación de la simiente de la mujer prometida. Es significativo que se refiera a la “simiente de la mujer” y no del hombre, señalando el carácter único y milagroso del nacimiento de Mashíaj.

Rabinos antiguos como Rabí Yitzjak y otros comentarios en el Midrash Rabá explican que esta enemistad prefigurada trasciende generaciones, culminando en una confrontación definitiva. En Sanedrín 98b, se reconoce que el Mashíaj vendrá para traer liberación, implicando la derrota del mal. En el caso de Yeshúa, esto se cumplió mediante su sacrificio y resurrección, que constituyen la derrota final del poder del mal y la muerte sobre la humanidad.

Cumplimiento en Yeshúa haMashíaj

Yeshúa, a través de su vida, muerte y resurrección, cumple esta promesa al derrotar espiritualmente al Satán, representado por la serpiente. En el Brit Hadashá (Nuevo Pacto), específicamente en Yojanán Alef 3:8, se declara: “Para esto fue manifestado el Hijo de Elohím: para deshacer las obras del Satán”. Yeshúa no solo vence el pecado y la muerte, sino que inaugura el camino de la redención para todos los que creen en él, destruyendo el poder que la serpiente había adquirido en el mundo desde la caída.

Además, los eventos de la muerte de Mashíaj se ven como el “herir en el talón” profetizado. En este sufrimiento temporal, Yeshúa experimenta dolor y muerte, pero al resucitar, aplasta la “cabeza de la serpiente”, marcando la derrota permanente del mal.

Comentarios Rabínicos

Algunos comentarios rabínicos también vinculan esta victoria sobre el mal con el “Mashíaj ben Yosef”, quien sufriría en su primer advenimiento y que, en el cumplimiento mesiánico, se cumple en Yeshúa. Este sufrimiento no es sino un paso hacia su victoria final como Mashíaj ben David, el rey y conquistador. En Sanedrín 98b expone esta dualidad en la función del Mashíaj: primero como sufriente, luego como victorioso.

Profundización: Reflexiones y Preguntas

  1. ¿Por qué Adonái establece una “simiente de la mujer” en lugar de un linaje masculino?

Esta referencia subraya la participación única de la mujer en el plan divino, especialmente a través de la concepción virginal de Miriam, destacando la intervención sobrenatural en la llegada del Mashíaj.

2. ¿Qué simboliza “herir la cabeza” en la comprensión mesiánica?

“Herir la cabeza” simboliza la destrucción completa de la autoridad de Satán. En el contexto de Yeshúa, esto significa la liberación total de los que están bajo el yugo del pecado y la muerte.

3. ¿Cuál es la importancia de que esta profecía esté ubicada en el Gan Eden, inmediatamente después de la caída?

Este contexto muestra la gracia y la provisión divina desde el principio, indicando que Elohím tenía un plan de redención antes incluso de la creación del hombre, según enseñan textos de sabios antiguos y midráshicos.

4. ¿Cómo entienden los sabios el concepto de una “batalla” entre bien y mal a través de la historia?

En el Midrash y otros comentarios, esta batalla es continua y cósmica, culminando en la era mesiánica cuando el Mashíaj establecerá la paz y la justicia definitivas.

5. ¿De qué manera los seguidores de Mashíaj participan en esta victoria sobre el mal?

En Yojanán Alef 5:4-5, se expresa que los creyentes participan en la victoria de Yeshúa mediante su fe, venciendo al mundo y las influencias malignas, reflejando el triunfo del Mashíaj.

Tefiláh Final

Avinu Malkeinu, gracias te damos por el plan perfecto de redención que anunciaste desde el principio. Nos muestras que, incluso en medio de nuestras caídas, Tú provees una esperanza, una victoria final sobre el mal. Te pedimos, en el nombre de Yeshúa haMashíaj, que nos permitas vivir en esa victoria diariamente, resistiendo toda influencia de maldad, recordando siempre que en Él, la serpiente ha sido derrotada. Amén.

1. ¿Por qué Adonái establece una “simiente de la mujer” en lugar de un linaje masculino?

La decisión de Adonái de referirse a la “simiente de la mujer” en Bereshit (Génesis) 3:15, en lugar de un linaje masculino, revela múltiples capas de significado que no solo anticipan la obra del Mashíaj, sino que también apuntan a la naturaleza milagrosa de su nacimiento y misión.

1. Señal de Intervención Sobrenatural

La referencia a la “simiente de la mujer” es única en la literatura bíblica, donde típicamente se enfatiza el linaje masculino para la transmisión de herencias y promesas divinas (por ejemplo, las promesas a Avraham, Yitzjak e Yaakov). Al elegir la “simiente de la mujer”, Adonái da una pista profética de que el nacimiento de este descendiente no seguiría el patrón ordinario de concepción. En la tradición mesiánica, este concepto anticipa la concepción virginal de Miriam, quien, sin intervención de un hombre, da a luz a Yeshúa haMashíaj por obra del Ruaj Hakodesh (Espíritu de Santidad).

Esta intervención sobrenatural, por lo tanto, enfatiza el carácter divino del Mashíaj y marca un evento único que distingue a Yeshúa como alguien fuera de la herencia del pecado que se transmite a través de la naturaleza humana caída. Según el Talmud y algunos comentaristas antiguos, la expectativa de un nacimiento fuera de lo común estaba implícita en la interpretación de esta profecía, ya que el Mashíaj debía ser santo y libre del yugo del pecado heredado.

2. Redención de la Caída Humana a través de la Mujer

Otra razón significativa es el simbolismo de la redención a través de la misma humanidad que había caído. En el relato de Bereshit, la mujer, representada en Javáh (Eva), es quien primero es engañada por la serpiente y cae en la desobediencia. Sin embargo, Adonái, en su infinita sabiduría, decide restaurar la humanidad a través de la misma humanidad, comenzando con la “simiente de la mujer”. Así, donde la mujer había sido el canal de la caída, también se convierte en el canal de la redención.

Esto también se relaciona con el concepto del tikún (rectificación), común en la enseñanza rabínica, que señala que cada error debe ser corregido en el mismo ámbito en el que ocurrió. Al dar a la mujer el honor de traer al redentor, Adonái muestra Su justicia y misericordia en la rectificación de la caída. De hecho, algunos comentaristas antiguos interpretan que esta es una forma de devolverle honor y dignidad a la humanidad a través del rol redentor de la mujer.

3. Destacar la Singularidad del Mashíaj en la Historia de Israel

La referencia a la “simiente de la mujer” también establece al Mashíaj como un ser único y distinto de otros líderes y profetas de Israel. Mientras que otros grandes personajes bíblicos, como Moshé o David, son conocidos por su linaje paternal, Yeshúa es profetizado específicamente como aquel que proviene de la mujer, sin intervención humana en su concepción. En este sentido, su venida marca el inicio de una era completamente nueva, sin paralelo en la historia de Israel ni en los pactos previos. La tradición mesiánica sostiene que, como “hijo de la mujer”, Yeshúa se convierte en el nuevo Adán, una imagen central en la teología de la redención, representando una nueva creación y un nuevo comienzo para la humanidad.

4. El Principio de la Promesa Mesiánica

La frase “simiente de la mujer” destaca el plan redentor de Elohím desde los primeros capítulos del Tanak, un plan que se orienta hacia la salvación y no hacia el juicio definitivo. Al establecer una enemistad que resultará en la derrota del mal a través de la mujer, Adonái establece la semilla de esperanza desde el principio. La descendencia de la mujer representa la línea mesiánica que atravesará las generaciones y culminará en el nacimiento de Yeshúa, quien, como Mashíaj, cumplirá la promesa de destruir el poder del Satán.

5. El Papel de Miriam y la Redefinición del Linaje Real

Miriam, madre de Yeshúa, no solo cumple con la profecía de dar a luz a la “simiente de la mujer”, sino que también representa un nuevo comienzo para el linaje real de David. Como madre del Mashíaj, su rol redefine la realeza en Israel, destacando que, aunque no intervino un linaje masculino en la concepción de Yeshúa, este nace como descendiente de David a través de Miriam. Esto cumple tanto con la promesa de que el Mashíaj vendría de la casa de David como con la singularidad de la simiente de la mujer.

En el Midrash Rabbá y otros comentarios rabínicos, la maternidad de Miriam se asocia con la restauración de las promesas a Israel y la continuación de las expectativas mesiánicas, que no dependían de un acto humano, sino de la intervención directa de Adonái.


Estas razones muestran que la “simiente de la mujer” es una frase cargada de significado, que revela la intención divina de traer salvación a través de un evento único y milagroso. La concepción y nacimiento de Yeshúa como Mashíaj son un recordatorio de que Adonái cumple Su promesa y obra redención a través de medios que trascienden el entendimiento humano.

Reflexiones para Profundizar

  1. ¿Qué significado tiene para la humanidad el hecho de que el Mashíaj naciera de una virgen, sin intervención masculina?
  2. ¿Cómo se relaciona esta profecía con la idea del tikún (rectificación) en la enseñanza rabínica?
  3. ¿De qué manera la participación de Miriam en el plan de redención impacta nuestra comprensión del papel de la mujer en la narrativa bíblica?
  4. ¿Qué implicaciones tiene la “simiente de la mujer” en la relación entre el primer Adán y el segundo Adán, Yeshúa?
  5. ¿Cómo cambia nuestra percepción de la intervención divina en la historia al comprender la elección de Adonái de usar la simiente de la mujer?

Estas preguntas nos invitan a reflexionar sobre el alcance de esta profecía y la profundidad de los propósitos divinos que se cumplen en el Mashíaj.

¿Qué simboliza “herir la cabeza” en la comprensión mesiánica?

En la profecía de Bereshit (Génesis) 3:15, el concepto de “herir la cabeza” tiene un simbolismo profundo que se despliega en múltiples niveles en la comprensión mesiánica. Esta frase es más que una metáfora de la victoria física sobre el Satán; representa un triunfo espiritual, definitivo y completo del Mashíaj sobre el mal. Veamos los significados clave de esta frase en el contexto de la promesa de la redención.

1. Destrucción de la Autoridad y Poder del Satán

La cabeza, en el contexto bíblico, simboliza el centro de la autoridad, el control y la fuente del poder de un individuo o entidad. Cuando la profecía dice que la “simiente de la mujer” herirá la cabeza de la serpiente, esto implica que el Mashíaj neutralizará la autoridad de Satán, aplastando la raíz misma de su influencia y poder sobre la humanidad. Este acto significa que la dominación y opresión del pecado que comenzó con la caída en el Gan Eden será completamente eliminada en la victoria del Mashíaj.

En la tradición mesiánica, Yeshúa haMashíaj cumple este acto mediante su vida, muerte y resurrección, anulando el poder que el Satán había obtenido sobre la humanidad a través del pecado. En el Brit Hadashá (Nuevo Pacto), Shaúl (Pablo) expresa esta verdad al decir: “Y el Elohím de paz aplastará en breve al Satán bajo vuestros pies” (Romanos 16:20). Esto se refiere a la derrota final de las fuerzas del mal mediante la victoria de Yeshúa, quien, al “herir la cabeza” de la serpiente, por su resurrección, priva al Satán de su capacidad de controlar eternamente a los que están en el Mashíaj.

2. Victoria Total y Final sobre el Mal

La frase también implica una victoria total, en contraste con el “herir el talón” de la simiente de la mujer, que representa un golpe temporal. En la guerra espiritual y en el lenguaje profético, “herir en la cabeza” es un golpe mortal y decisivo, mientras que “herir el talón” es una herida dolorosa pero no final. En la comprensión mesiánica, Yeshúa experimenta el “herir en el talón” a través de su sufrimiento y muerte en el madero, una herida transitoria y no definitiva. Sin embargo, mediante su resurrección, él aplasta la “cabeza” de Satán, lo cual simboliza la derrota permanente del mal y la muerte.

Este simbolismo se encuentra también en el Talmud y en el Midrash, donde la venida del Mashíaj es vista como el tiempo en que el mal será completamente derrotado, y los enemigos de Adonái serán aniquilados. Este acto no es solo un triunfo espiritual, sino una transformación cósmica y moral del orden creado.

3. Restauración de la Relación entre la Humanidad y Elohím

En la caída, la serpiente introdujo el pecado, creando una barrera entre Elohím y la humanidad. Al “herir la cabeza” de la serpiente, el Mashíaj no solo derrota el mal, sino que también restaura la conexión original entre el hombre y su Creador. Este acto de herir la cabeza simboliza la eliminación del obstáculo que separaba a la humanidad de Adonái.

A través del Mashíaj, la separación es sanada, y los creyentes tienen acceso directo al Eterno. En Yojanán Alef 3:8 se nos dice: “Para esto apareció el Hijo de Elohím, para deshacer las obras del Satán”. El acto de herir la cabeza representa, entonces, la reconciliación, el regreso al estado de comunión y paz con Elohím, restaurando lo que el mal había destruido.

4. Anuncio del Reino Eterno de Justicia

La derrota de la cabeza de la serpiente anuncia el establecimiento del reino de justicia y paz bajo la autoridad del Mashíaj. Este es un aspecto mesiánico central, ya que el herir la cabeza de la serpiente simboliza no solo la eliminación del mal, sino la instauración de un reino de Shalom (paz) en el cual el Mashíaj reinará con justicia sobre Israel y todas las naciones.

En la literatura profética, como en Daniel y Zacarías, se muestra que el reinado del Mashíaj será eterno, sin lugar para el mal ni para la rebelión. La herida en la cabeza de la serpiente garantiza que el dominio del Mashíaj será justo y definitivo, inaugurando una era en la que la autoridad de Elohím se manifestará sin oposición. Este acto simbólico refleja que Yeshúa no solo salva, sino que también gobierna, venciendo a todas las fuerzas que se levantan contra el propósito divino.

5. El Concepto de la Cabeza como Fuente de Corrupción en el Talmud

La cabeza, según varios comentarios talmúdicos, representa también el principio de la corrupción. Cuando el Mashíaj aplasta la cabeza de la serpiente, está destruyendo la raíz del pecado y de la corrupción que ha infectado a la humanidad desde la caída. En este sentido, el mal no solo es derrotado, sino que su influencia es desenraizada y despojada de cualquier capacidad de regeneración. El Midrash Tehilim y otras fuentes indican que la venida del Mashíaj implica la eliminación del poder corruptor que se originó en la caída.

Conclusión: La Esperanza en la Promesa Mesiánica

En resumen, “herir la cabeza” en la profecía de Bereshit no es simplemente una metáfora de victoria, sino un anuncio de la erradicación de la influencia y autoridad del mal, la reconciliación de la humanidad con Adonái y el establecimiento de un reino eterno de paz. Esta expresión de “herir la cabeza” revela la promesa de un futuro libre de maldad, donde la justicia y el shalom reinarán bajo la autoridad de Yeshúa haMashíaj. La victoria mesiánica no solo es espiritual, sino completa y cósmica, transformando el orden del mundo en cumplimiento del propósito divino.

Preguntas para Profundizar

  1. ¿Cómo transforma nuestra comprensión de la redención el hecho de que el Mashíaj derrotará la “cabeza” del mal?
  2. ¿Qué representa la reconciliación entre Elohím y la humanidad en el contexto de la victoria sobre el Satán?
  3. ¿De qué manera el aplastamiento de la “cabeza” del mal es diferente a la idea de derrotar simplemente sus efectos?
  4. ¿Cómo podemos vivir hoy en la realidad de esta victoria, esperando el cumplimiento pleno del reino de Mashíaj?
  5. ¿Cuál es el papel del creyente en continuar “aplastando la cabeza” del mal en el mundo actual?

Cada una de estas preguntas nos invita a explorar más profundamente el alcance y significado de la victoria de Yeshúa sobre el mal y a vivir en la esperanza de la redención final.

¿Cuál es la importancia de que esta profecía esté ubicada en el Gan Eden, inmediatamente después de la caída?

La ubicación de esta profecía en el Gan Eden, inmediatamente después de la caída, es profundamente significativa y resalta varios aspectos clave en el plan de redención de Elohím para la humanidad. En este contexto de desobediencia y juicio, la promesa mesiánica no solo es un anuncio de esperanza, sino también un testimonio del carácter de Adonái y de Su plan eterno para restaurar la relación con Su creación. Veamos la importancia de esta ubicación profética desde diferentes perspectivas.

1. Revelación de la Gracia y Misericordia Divina desde el Principio

El hecho de que Adonái anuncie la redención en el mismo momento de la caída revela Su gracia y Su disposición a perdonar y restaurar. Justo cuando el hombre cae en el pecado y queda expuesto a las consecuencias de la muerte y el sufrimiento, Adonái no solo dicta juicio, sino que también muestra Su misericordia al prometer un futuro redentor. Esto destaca que Su carácter no es solo de justicia, sino de amor y de gracia. La humanidad, aunque haya caído, no queda abandonada; por el contrario, Elohím proporciona de inmediato una solución para redimirla y reconciliarla consigo mismo.

Esta promesa inmediata de redención establece el fundamento de todo el plan de salvación que se desarrollará a lo largo del Tanak y culminará en Yeshúa haMashíaj. Como dice el Midrash Rabá sobre Bereshit, Elohím en Su sabiduría infinita ya había previsto la necesidad de redención incluso antes de la creación misma, estableciendo desde el principio un camino de regreso.

2. Demostración del Tikún (Rectificación) en el Mismo Lugar de la Caída

En la tradición judía, el concepto de tikún (rectificación o reparación) es fundamental. Esta profecía en el Gan Eden muestra que Adonái tiene la intención de corregir el error y de restaurar Su creación en el mismo lugar donde ocurrió la transgresión. La ubicación de esta promesa en el Edén significa que la redención y el regreso a la relación plena con Elohím no solo serán un rescate, sino una restauración completa de lo que se perdió en la caída.

En el mismo lugar donde la humanidad perdió su pureza y su cercanía con Adonái, Elohím inicia el proceso de reparación. Este concepto de rectificación cobra vida en Yeshúa, quien se convierte en el segundo Adán, tomando sobre sí las consecuencias del pecado y ofreciendo una restauración plena a aquellos que creen en él. Así, la ubicación de esta profecía es un recordatorio de que el propósito de Elohím no solo es salvar, sino restaurar a la humanidad a su estado original de justicia y comunión con Él.

3. Introducción al Conflicto Cósmico entre el Bien y el Mal

La profecía en el Gan Eden también introduce un tema central en el Tanak y en el Brit Hadashá: el conflicto entre el bien y el mal. Desde el momento de la caída, la humanidad queda atrapada en una lucha entre la obediencia a Elohím y la tentación de seguir al Satán. Esta promesa establece que el Mashíaj tendrá un rol crucial en esta batalla cósmica, marcando desde el principio que la historia humana estará llena de conflictos espirituales que solo terminarán con la victoria final del Mashíaj.

Al colocar esta profecía en el Edén, Adonái da una visión clara de que el mal no tendrá la última palabra. Aunque la serpiente ha ganado temporalmente al engañar a la humanidad, la promesa de la “simiente de la mujer” garantiza que el mal será derrotado de manera definitiva. Esto no solo trae esperanza a los individuos, sino que establece una visión de esperanza para toda la creación, que espera con ansias la redención completa.

4. Establecimiento de la Simiente y la Línea Mesiánica

El Gan Eden es donde Adonái declara la promesa de la “simiente de la mujer”, que se convertirá en el primer eslabón de la línea mesiánica. Esta simiente se convierte en un concepto recurrente en el Tanak, conectando a cada generación de patriarcas y profetas en la línea que finalmente culminará en el Mashíaj. Cada descendiente en la genealogía de Israel, desde Avraham hasta David y hasta Yeshúa, es un recordatorio de esta promesa original dada en el Edén. Es significativo que esta promesa se haga cuando aún no existen linajes, estableciendo así el fundamento de la historia de Israel y del pueblo del pacto, quienes esperan la redención a través de esta simiente prometida.

El Midrash y los comentarios rabínicos interpretan que la mención de la “simiente de la mujer” apunta a un redentor singular y especial, ya que en la tradición judía se espera que el Mashíaj cumpla las promesas de Elohím en relación con la restauración de Israel y de todas las naciones.

5. Introducción a la Redención como la Clave de la Historia Humana

La ubicación de esta promesa en el contexto de la creación y la caída sugiere que toda la historia humana estará guiada por el tema de la redención. Desde el principio, la relación de la humanidad con Adonái está destinada a ser restaurada, y cada evento en la historia será un paso en la revelación de ese plan redentor. La caída marca un giro, pero la promesa mesiánica asegura que la historia no será definida por la separación de Elohím, sino por el proceso de regreso a Él. Es un recordatorio de que la creación no está destinada al fracaso, sino a la redención y a la renovación.

En este sentido, el Gan Eden se convierte en el escenario del comienzo de un viaje de salvación que se desarrollará a lo largo de las generaciones y en el cual cada creyente tiene un papel. La historia humana, con todos sus conflictos y redenciones, se interpreta en el Tanak como un proceso hacia la plenitud que se logrará cuando el Mashíaj restaure todas las cosas.

Reflexión Final

La ubicación de esta profecía en el Gan Eden es profundamente estratégica y espiritual. A través de esta promesa temprana, Adonái establece Su carácter misericordioso, Su compromiso con la redención, y Su poder para restaurar Su creación. Nos recuerda que, aunque caigamos, Él ya ha planeado nuestra restauración y está trabajando continuamente en ella. La promesa en el Edén asegura que, incluso en los momentos más oscuros de la humanidad, la luz de la redención brilla y guía nuestro camino de regreso a la presencia de Elohím.

Preguntas para Profundizar

  1. ¿Qué nos enseña sobre el carácter de Elohím que la primera promesa de redención esté ubicada en el mismo lugar de la caída?
  2. ¿Cómo puede el concepto de tikún (rectificación) inspirarnos en nuestra vida espiritual y en nuestra relación con Elohím?
  3. ¿De qué manera el conflicto entre el bien y el mal, iniciado en el Edén, se refleja en nuestra vida cotidiana?
  4. ¿Qué significa para nosotros que la historia de la humanidad esté orientada hacia la redención desde el principio?
  5. ¿Cómo nos invita esta promesa en el Gan Eden a confiar en que Elohím tiene un plan, incluso en medio de nuestras caídas y errores?

Cada una de estas preguntas nos anima a profundizar en el entendimiento de la redención y a fortalecer nuestra fe en la promesa de Elohím, recordando que el Mashíaj es la culminación de esta esperanza de reconciliación y vida eterna.

¿Cómo entienden los sabios el concepto de una “batalla” entre bien y mal a través de la historia?

Los sabios de Israel, a lo largo de los siglos, han entendido el concepto de una “batalla” entre el bien y el mal como un conflicto fundamental que atraviesa toda la historia humana, tanto en el ámbito personal como en el cósmico. Esta lucha se ve como un proceso constante que requiere la participación de la humanidad en la obra redentora y que culminará con la llegada del Mashíaj, quien finalmente derrotará al mal y establecerá la justicia y paz eternas. Analicemos este concepto a través de varios enfoques rabínicos y sus enseñanzas.

1. El Mal como una Prueba y un Medio de Crecimiento Espiritual

En la tradición rabínica, el mal (yetzer hará o inclinación al mal) no es visto solo como una fuerza externa que corrompe al ser humano, sino también como una prueba que permite a cada persona desarrollar su potencial de justicia (tzedaká) y fidelidad hacia Elohím. Según el Talmud (Berajot 5a), la lucha contra el yetzer hará es una oportunidad de crecimiento y de prueba. La batalla entre el bien y el mal es, en este sentido, parte del plan divino para que el ser humano elija voluntariamente el camino de la rectitud, fortaleciendo su relación con Adonái.

Los sabios enseñan que esta inclinación al mal está presente en cada persona, y que la verdadera virtud se logra al dominarla, en lugar de eliminarla completamente. Esto representa un aspecto importante de la lucha espiritual y personal que cada individuo enfrenta y que forma parte de la batalla cósmica entre el bien y el mal. Como dice el sabio Rabí Israel Salanter: “El ser humano fue creado para luchar”. En esta visión, cada acto de superación personal contribuye al avance del bien sobre el mal en el mundo.

2. La Batalla Cósmica entre el Reino de Elohím y las Fuerzas del Mal

A nivel cósmico, los sabios ven el conflicto entre el bien y el mal como una batalla entre el Reino de Elohím y las fuerzas que se oponen a Él. En textos como el Midrash Tanjuma, se describe cómo el mal intenta constantemente desviar al pueblo de Israel y al mundo entero de la senda de la Torah y de la justicia. Según esta visión, la historia humana es una sucesión de confrontaciones en las que Elohím interviene para proteger a Su pueblo y asegurar que el propósito de la creación se cumpla.

La literatura rabínica enseña que este conflicto se intensificará en los últimos días, justo antes de la llegada del Mashíaj. En el Talmud (Sanedrín 97a), se describe un tiempo de gran caos y conflicto previo al establecimiento del reino mesiánico. Este “tiempo de sufrimiento” es visto como una purificación y una preparación para la venida del Mashíaj, quien pondrá fin a la batalla entre el bien y el mal, y establecerá la paz definitiva. Los sabios entienden que este proceso, aunque doloroso, es necesario para la completa redención.

3. La Responsabilidad del Pueblo de Israel en la Batalla Contra el Mal

Los sabios enseñan que el pueblo de Israel tiene una responsabilidad especial en esta batalla. La Torah y las mitzvot (mandamientos) son vistas como herramientas poderosas para combatir el mal y expandir la luz de Elohím en el mundo. Cada acto de obediencia y de justicia es una contribución directa a la victoria del bien sobre el mal. En el Zohar, se dice que Israel está llamado a ser “una luz para las naciones” (Isaías 49:6), lo cual implica que su misión es llevar la santidad y los valores de la Torah a todos los pueblos, contrarrestando así las influencias malignas en el mundo.

El cumplimiento de las mitzvot es, entonces, no solo un acto de devoción personal, sino una participación activa en la batalla espiritual. Según los sabios, cada vez que el pueblo de Israel se aparta de la Torah, el mal gana terreno. Sin embargo, cuando Israel cumple fielmente los mandamientos, el bien se expande y se fortalece. Esta visión enfatiza que la lucha entre el bien y el mal no es solo un conflicto cósmico, sino también una tarea colectiva que involucra la participación activa de la comunidad y la sociedad en general.

4. El Rol del Mashíaj en la Victoria Final sobre el Mal

La tradición mesiánica en el judaísmo sostiene que el Mashíaj tendrá un rol decisivo en la victoria final sobre el mal. En textos como el Midrash Tehilim (Salmos), se describe al Mashíaj como un líder que vencerá a las fuerzas de la oscuridad y establecerá un reinado de paz y justicia. Esta expectativa está fuertemente vinculada a la promesa de Bereshit 3:15, en la cual la “simiente de la mujer” herirá la cabeza de la serpiente, simbolizando la derrota definitiva del Satán.

Los sabios describen dos aspectos del Mashíaj: como Mashíaj ben Yosef, quien sufrirá y luchará contra el mal, y como Mashíaj ben David, quien reinará victorioso. El primero representa el aspecto de sufrimiento y redención a través de la adversidad, mientras que el segundo es la culminación de la victoria, cuando el bien finalmente erradica al mal. En este sentido, el Mashíaj es visto como el líder divinamente ungido que traerá el cumplimiento de todas las profecías de restauración, tanto en el ámbito espiritual como en el físico.

En los tiempos mesiánicos, la victoria del bien sobre el mal no solo afectará a Israel, sino a todas las naciones, cumpliendo la profecía de Isaías: “De Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Adonái” (Isaías 2:3). El reinado del Mashíaj es entendido como un tiempo en el que el mal ya no tendrá cabida, y la paz, la justicia y el conocimiento de Elohím llenarán la tierra.

5. Aplicación Personal y el Reflejo de esta Batalla en la Vida Diaria

En el judaísmo, la batalla entre el bien y el mal no es solo una idea teológica o una profecía futura, sino una realidad presente en la vida diaria de cada individuo. Los sabios enseñan que cada decisión y cada acción reflejan esta lucha entre el bien y el mal. Así como el pueblo de Israel tiene la misión de expandir la luz en el mundo, cada individuo tiene la responsabilidad de luchar contra su propio yetzer hará y de vivir una vida conforme a la voluntad de Elohím.

Rabí Najmán de Breslev enseñaba que “el mundo entero es un puente muy angosto, y lo importante es no tener miedo en absoluto”. Esta frase simboliza que la lucha contra el mal, tanto en el interior de uno mismo como en el mundo externo, es una constante, pero que Elohím está presente para sostenernos. Esta visión invita a los creyentes a enfrentar la batalla con valentía y confianza, sabiendo que cada esfuerzo cuenta en la expansión del bien.

Conclusión

Para los sabios de Israel, la batalla entre el bien y el mal es un tema central que se desarrolla en la historia, en la vida de cada individuo y en la espera de la redención mesiánica. Esta lucha es un llamado a la acción, un desafío a vivir con propósito y una invitación a participar en el plan redentor de Elohím. La llegada del Mashíaj representa el punto culminante de esta batalla, cuando el bien triunfará definitivamente y el mal será eliminado. Hasta entonces, cada acto de justicia, cada observancia de la Torah y cada esfuerzo por hacer el bien son armas en esta batalla que contribuirán a la venida de la paz y el shalom eterno.

Preguntas para Profundizar

  1. ¿Cómo podemos entender el yetzer hará como una oportunidad para el crecimiento espiritual en lugar de solo una tentación?
  2. ¿De qué manera puede cada acto de obediencia a la Torah ayudar en la batalla cósmica entre el bien y el mal?
  3. ¿Cómo nos afecta en nuestra vida diaria la visión rabínica de que el mal es una prueba que fortalece nuestra relación con Elohím?
  4. ¿Qué papel desempeña el concepto de “luz para las naciones” en la lucha entre el bien y el mal?
  5. ¿Cómo podemos contribuir hoy en día a la venida del Mashíaj y a la victoria final del bien sobre el mal?

Cada una de estas preguntas nos invita a profundizar en nuestra comprensión de la batalla espiritual, en nuestro rol en el plan de redención y en la manera en que nuestras decisiones diarias pueden contribuir a la venida de la paz y la justicia que promete el Mashíaj.

¿De qué manera los seguidores de Mashíaj participan en esta victoria sobre el mal?

Los seguidores de Mashíaj participan activamente en la victoria sobre el mal a través de su fe, acciones y obediencia a la Torah. Su vida es una extensión de la misión del Mashíaj en el mundo, representando la luz y la justicia divina en una realidad aún marcada por el pecado y la oscuridad. La participación en esta victoria se manifiesta de múltiples maneras, desde la lucha interna contra el yetzer hará (inclinación al mal), hasta el compromiso de ser testigos del Reino de Elohím en todas sus acciones. A continuación, exploraremos algunas formas específicas en las que los seguidores de Mashíaj participan en esta batalla y victoria.

1. Transformación Personal: Luchando contra el Yetzer Hará

Para los seguidores de Yeshúa, la primera batalla se da en el ámbito interno. En el judaísmo, la lucha contra el yetzer hará es fundamental para vivir una vida conforme a la voluntad de Elohím. Según el Brit Hadashá (Nuevo Pacto), el poder del Ruaj Hakodesh (Espíritu de Santidad) permite a los creyentes vencer sus inclinaciones al pecado, transformando sus vidas en reflejos de santidad y justicia. Shaúl (Pablo) enseña en Romanos 8:13: “Si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis”. Esta transformación es una victoria sobre el mal a nivel personal y una contribución directa al triunfo del bien en el mundo.

La lucha contra el yetzer hará también es vista como una manera en que los creyentes participan en la misión del Mashíaj, quien se enfrentó a las tentaciones del mal y las venció. Al resistir el pecado y vivir de acuerdo con la Torah, los seguidores del Mashíaj se convierten en agentes de cambio y testigos de la verdad, demostrando que es posible vivir en santidad y obediencia a Elohím, incluso en un mundo caído.

2. Obediencia a la Torah como Luz en el Mundo

La Torah es una guía de vida que revela la justicia y santidad de Elohím. Al vivir de acuerdo con los mandamientos, los seguidores de Yeshúa reflejan la luz de Elohím en sus vidas y en sus comunidades. Esto es coherente con la enseñanza de Yeshúa en Matityahu (Mateo) 5:16: “Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos”.

La obediencia a la Torah no solo transforma al individuo, sino que también actúa como un testimonio ante el mundo. Los actos de bondad, justicia y compasión, inspirados en los mandamientos, son manifestaciones del Reino de Elohím y ejemplos vivos de cómo debería ser la creación. Esta participación es una contribución activa a la victoria sobre el mal, ya que cada acto de justicia debilita la influencia de la injusticia y fortalece el avance del bien.

3. Difusión del Mensaje del Reino: Ser Testigos del Mashíaj

Los seguidores del Mashíaj están llamados a ser sus testigos, proclamando el mensaje de redención y reconciliación que Él trajo al mundo. Esto incluye el anuncio de la llegada del Reino de Elohím, la promesa de vida eterna y el llamado al arrepentimiento y la fe en Yeshúa. En Yojanán Alef (1 Juan) 3:8, se nos dice que “Para esto apareció el Hijo de Elohím, para deshacer las obras del Satán”. Los creyentes participan en esta misión al compartir el mensaje de redención que libera a las personas de la esclavitud del pecado.

El anuncio del Reino también incluye la esperanza en la victoria final del Mashíaj sobre el mal, animando a otros a confiar en el poder de Elohím y a unirse en la expectativa de la paz que traerá el Mashíaj. Cada vez que los seguidores del Mashíaj comparten su mensaje de salvación, están participando en la obra de restauración y en la expansión del Reino de Elohím.

4. Intercesión y Oración como Armas Espirituales

La oración y la intercesión son armas poderosas en la batalla contra el mal. Los seguidores de Mashíaj están llamados a orar, tanto por la protección y guía divina como por la liberación de aquellos que están bajo el yugo del pecado y la opresión. En Efesios 6:12, Shaúl explica que nuestra lucha “no es contra carne y sangre, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este mundo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes”.

Mediante la oración, los seguidores del Mashíaj participan en esta lucha espiritual, pidiendo a Elohím que intervenga en el mundo, que proteja a Su pueblo y que traiga liberación a los oprimidos. La intercesión también es una forma de colaboración con el Ruaj Hakodesh, quien intercede por los creyentes y les ayuda en sus debilidades, fortaleciendo su fe y ayudándolos a resistir las tentaciones del mal.

5. La Comunidad Mesiánica como Manifestación del Reino de Elohím

La Kehiláh (comunidad mesiánica) es una manifestación tangible del Reino de Elohím en el mundo. Los creyentes, al vivir en unidad, amor y justicia, representan un modelo de vida que anticipa el Reino mesiánico que el Mashíaj establecerá en su plenitud. En Yojanán (Juan) 13:35, Yeshúa enseñó que “en esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tenéis amor los unos por los otros”.

La comunidad mesiánica es una fortaleza de esperanza y justicia, y es una manera en que los seguidores del Mashíaj demuestran que es posible vivir una vida santa y amorosa en un mundo caído. Esta manifestación de amor y unidad en la comunidad no solo atrae a otros hacia el Reino, sino que también constituye una resistencia al poder del mal, ya que el amor y la justicia son los antídotos de la división y la injusticia que el mal fomenta.

6. Espera Activa del Regreso del Mashíaj

La expectativa del regreso del Mashíaj es también una forma de participación en Su victoria. Los seguidores de Mashíaj viven en un estado de espera activa, anticipando su venida con un sentido de responsabilidad y preparación. Este sentido de expectativa anima a los creyentes a vivir en santidad y a comprometerse activamente en la misión del Reino, sabiendo que sus obras de justicia y su testimonio contribuyen a preparar el camino para el regreso de Yeshúa.

La espera activa implica vivir cada día en fidelidad a Elohím, comprometidos con la justicia y dedicados a expandir Su Reino en la tierra. Esta vida de preparación es una forma de resistencia contra el mal, ya que los creyentes muestran con sus acciones que esperan con fe la victoria definitiva del bien y del Mashíaj sobre el pecado y la muerte.

Conclusión

La participación de los seguidores de Mashíaj en la victoria sobre el mal es integral, activa y continua. A través de su transformación personal, obediencia a la Torah, difusión del mensaje del Reino, oración, vida comunitaria y espera activa, los creyentes se convierten en agentes del bien en un mundo que aún está bajo la influencia del mal. Así, cumplen el llamado de ser “luz del mundo” y “sal de la tierra”, y anticipan la plenitud del Reino que el Mashíaj establecerá en su segunda venida.

Preguntas para Profundizar

  1. ¿Cómo podemos fortalecer nuestra lucha personal contra el yetzer hará para reflejar mejor el carácter de Yeshúa?
  2. ¿De qué manera nuestras acciones diarias pueden ser testimonio de la justicia y bondad de Elohím?
  3. ¿Cómo podemos ser más efectivos en proclamar el mensaje de redención en nuestras comunidades?
  4. ¿Qué papel juega la oración en nuestra vida como seguidores del Mashíaj, y cómo podemos profundizar en este aspecto?
  5. ¿Cómo puede la comunidad mesiánica ser un ejemplo de vida del Reino de Elohím para el mundo que nos rodea?

Cada una de estas preguntas invita a los creyentes a reflexionar sobre su papel en la obra de redención y a vivir en el poder de la victoria de Yeshúa, anticipando con gozo el día en que el mal será derrotado definitivamente.

Tefiláh Final para la Profecía 2: La Victoria del Mashíaj sobre el Maligno

Avinu Malkeinu (Nuestro Padre y Rey), bendito seas Tú, que desde el principio estableciste un plan de redención para nosotros. Aun en el momento de la caída, mostraste Tu misericordia y nos diste la promesa de victoria sobre el mal a través de la simiente de la mujer. Te agradecemos, Adonái, porque en tu amor nos ofreciste esperanza cuando más la necesitábamos y diste la promesa de que el mal no tendría la última palabra en nuestra vida ni en el mundo.

Te agradecemos, Elohím, por la obra de Yeshúa haMashíaj, quien vino a vencer al Satán y a liberarnos del poder del pecado y de la muerte. En Su vida, muerte y resurrección vemos el cumplimiento de esta promesa y la certeza de nuestra esperanza. Reconocemos, Padre, que sólo a través de Él podemos experimentar la verdadera libertad y caminar en la justicia que Tú deseas para nosotros.

Fortalécenos, Abba, para que podamos vivir diariamente en esta victoria que nos has dado. Ayúdanos a ser fieles en nuestra lucha contra el yetzer hará, a reflejar Tu luz y a extender el mensaje de esperanza a quienes aún no han experimentado la liberación en Yeshúa. Que nuestra vida sea un testimonio constante de Tu poder y de Tu gracia, y que cada paso que demos sea para Tu gloria y honra.

Te pedimos, Adonái, que nos sostengas en la espera activa de la plenitud de Tu Reino, cuando el Mashíaj regrese y destruya por completo toda obra de maldad. Permítenos ser dignos de ese día, viviendo en obediencia y amor, anticipando con alegría el establecimiento de Tu paz eterna.

Que el recuerdo de esta promesa nos inspire a confiar en Ti siempre y a vivir en la esperanza que tenemos en Yeshúa haMashíaj, quien es nuestra victoria y nuestra paz. Amén.

+Recursos Biblia Toráh Viviente: Biblia Toráh Viviente

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